Dia mundial sin tabaco.
Algunos
datos
sobre el tabaco, la lucha anti tabáquica y
los objetivos de desarrollo
El
consumo de tabaco mata cada año a más de 7 millones de personas, una cifra que,
según las previsiones, aumentará hasta más de 8 millones de fallecimientos
anuales en 2030 si no se intensifican las medidas para contrarrestarlo.
El tabaquismo
es perjudicial para cualquier persona, con independencia de su sexo, su edad,
su raza, su cultura y su educación.
Causa sufrimiento, enfermedades y
fallecimientos, empobrece a las familias y debilita las economías nacionales.
Obliga
a aumentar el gasto sanitario y produce una reducción de la productividad,
generando costos sustanciales para la economía de los países. Además, el
consumo de tabaco agrava las desigualdades sanitarias y la pobreza, ya que las
personas más pobres dedican menos recursos a necesidades básicas como la
alimentación, la educación y la atención sanitaria.
Cerca
del
80% de las muertes prematuras causadas por el consumo de tabaco se registran en
países de ingresos bajos y medianos, que tienen más dificultades para alcanzar
los objetivos de desarrollo.
En el
cultivo del tabaco se utilizan grandes cantidades de plaguicidas y
fertilizantes que pueden ser tóxicos y contaminar fuentes de suministro de
agua. Cada año, estos cultivos utilizan 4,3 millones de hectáreas de tierra y
causan entre un 2% y un 4% de deforestación del planeta. Además, la fabricación
de productos de tabaco genera 2 millones de toneladas de residuos sólidos.
Más de la
mitad de los países del mundo, que engloban a 2800 millones de personas (cerca
del 40% de la población mundial), han aplicado en su totalidad al menos una de
las medidas más costo
eficaces de la
CMCT de la OMS. Cada vez son más los países que aplican medidas de protección
para evitar que la industria tabacalera interfiera en las políticas públicas
sobre lucha antitabáquica.
El
aumento de US$ 1 el impuesto sobre los cigarrillos se recaudarían US$ 190 000
millones más que podrían utilizarse en políticas de desarrollo. El incremento
de estos impuestos genera ingresos fiscales para los gobiernos, puede reducir
la demanda de tabaco y es una fuente de ingresos importante para financiar
actividades de desarrollo.
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